8 de Octubre de 989

Posted by Melissa D'Aubigne in

Éled, Alberia.

Hoy al menos soy capaz de escribir con mayor fluidez. Tengo mucho que contar, pero por suerte voy a tener todo el tiempo del mundo, porque Helena sigue sin dejar que me levante de la cama. Supongo que tendrá que ver eso de que tenga la pierna partida por tres sitios diferentes y como cinco costillas quebradas, además del brazo izquierdo lisiado. Quién sabe. Tendré que empezar por el principio, y solo espero acordarme de todo, aunque la verdad es que es todo un poco confuso, y los gritos de fondo de Heruan no son nada alentadores.

Hace cerca de tres semanas que íbamos a cumplir nuestra misión. Solo teníamos que escoltar a Ross de camino al barco, a través del bosque.Todo iba sobre la marcha, exceptuando el ímpetu del Inquisidor en sacarme de mis casillas. Le llevábamos engrilletado de pies y manos, con una cadena desde su cuello que llevaba yo, guiándole el camino. Tras él iban Cross y Gatsu, más tarde Ryoma y Steffano, y en la retaguardia, Heruan con Kaiser. Todo hubiese salido a pedir de boca sino hubiese sido porque el traidor de Cross nos la jugó. Lo que mejor recuerdo es que todo fue muy deprisa, sin darme cuenta Ross estaba suelto, y Tilel, la chiquilla rubia, había saltado a sus brazos, abrazándole. Gatsu había desenvainado su mandoble, y Cross le decía a Ross que se marchase. También recuerdo que de repente saqué toda mi rabia y la descargué en un puñetazo en la espalda de Ross. Tras aquello solo recuerdo una maza de combate, gritos, cortes en el viento, y después, la nada.

Cuando me desperté estaba aquí, en Éled. Y junto a mí estaba Helena. Es rubia, con el cabello largo, más largo del trasero, los ojos azules y un rostro angelical. Pero lo que más me llamó la atención fueron sus orejas. ¡Eran puntiagudas! Como las de los Sylvain, aquella raza que hacía tantísimos años había combatido en la Guerra de los Cielos. Luego nos lo explicaron. Ellos son una familia de Sylvain que viven en ese pequeño poblacho, construído por ellos mismos. Están escondidos en las profundidades del bosque, para evitar el contacto con “gente indeseable”. Cuando nos encontraron estaban de caza, y todos nosotros estábamos de camino a la muerte. Nos acogieron entre sus paredes y nos medicaron y curaron como si fuésemos parte de su familia. Son varios los que allí viven, y el lugar está perfectamente protegido por un muro mágico que lo hace invisible al ojo humano. Debes conocer muy bien el lugar para ser capaz de entrar sin equivocarte.

Aun no he tenido la posibilidad de levantarme de la cama (normal, tengo a Helena a mi lado como si fuese un perro guardia, pues parece que soy la mejor parada y la que más probabilidades de levantarse la primera tiene), pero se escuchan bastantes voces en la casa, así que debe ser una familia grande. Tampoco puedo asegurarlo, pues lo que los libros cuentan es cierto, ya que los elfos apenas envejecen, y viéndolos a todos no podrías decir quien es el mayor o quien el menor. Personalmente conozco a Eriol, el esposo de Helena, que fue quien nos encontró y avisó a sus compañeros. El resto son únicamente conocidos de vista. Ah, y al médico, también le conozco. Es un señor bajito con el cabello rizado y blanco, siempre sonriente, que ahora mismo está quitándole a Heruan los restos de las ramas que deben quedar incrustados en sus heridas. Desde mi cama puedo ver a Steffano en la suya, dormido. Qué milagro, está en silencio... También veo a Ryoma. Él está despierto, pero metido en sus pensamientos, como la mayor parte del tiempo, aunque está demasiado pensativo. Kaiser descansa con un libro sobre la cabeza, probablemente dormido. De Cross y Gatsu prefiero no saber nada, porque los mataré en cuanto tenga oportunidad.

This entry was posted on martes, 17 de marzo de 2009 at 7:09 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

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